¿Por qué ser parte
de nosotros?

La Universidad de los Andes fue fundada en 1989, en Santiago de Chile, por un grupo de académicos y profesionales que, inspirados en las enseñanzas de san Josemaría, fundador del Opus Dei, se atrevió a dar inicio a un nuevo proyecto educativo, basado en el cultivo de un saber superior, la educación integral de los alumnos, la difusión del conocimiento a la sociedad y la vocación de permanencia en el tiempo.

NUESTRAS VALORES

La verdad está al servicio del hombre y de su felicidad. El universitario busca alcanzar la verdad a través del trabajo científico riguroso y del diálogo interdisciplinario libre, asumiendo el principio de que los postulados se proponen, no se imponen. La apertura a la verdad expresa una actitud positiva de renovación y profundización constante del conocimiento.

El compromiso con la verdad exige honestidad intelectual, independencia de juicio y deber de comunicarla a la sociedad. Supone también coherencia de vida, una clara consistencia entre las ideas compartidas y el testimonio personal.

La ciencia humana y la fe cristiana son saberes complementarios que tienen su origen en Dios. La ciencia y la fe nunca se oponen, existe entre ellas una correlación necesaria para su depuración y regeneración recíproca. El conocimiento teológico es fundamental para el cultivo de una ciencia a la medida del hombre y de su dignidad.

La dignidad del hombre está presente en cada aspecto de los estudios universitarios y en las decisiones de la Universidad. Promovemos el trato cordial y solícito hacia todas las personas, el cuidado de las formas, la delicadeza para solicitar, corregir y sancionar. Los espacios e instalaciones denotan un gusto por la estética, el decoro, el orden y la limpieza como medios para la formación y perfeccionamiento de los que estudian y trabajan en la Universidad.

El compromiso con la verdad exige honestidad intelectual, independencia de juicio y deber de comunicarla a la sociedad. Supone también coherencia de vida, una clara consistencia entre las ideas compartidas y el testimonio personal.

La dignidad del hombre conlleva el respeto por su libertad y la conciencia de su responsabilidad. La Universidad fomenta entre sus miembros el pleno respeto a la libertad de las personas y de sus opiniones. Asimismo, defiende la libertad de sus académicos para desarrollar un proyecto académico conforme a un ideario común, libremente compartido.

La Universidad está al servicio de la sociedad. Sus profesores, alumnos y administrativos procuran servir a los demás a través de un trabajo bien hecho y de múltiples iniciativas sociales y asistenciales en beneficio de personas más vulnerables. La servicialidad supone una entrega generosa para trabajar en equipo, evitando cualquier afán de lucimiento personal frente a los resultados.

Nos empeñamos por vivir una cultura del trabajo bien hecho como expresión del buen servicio y modo de contribuir al progreso de la sociedad. En particular, los docentes deben enseñar e investigar con competencia científica y los alumnos estudiar de la misma forma. El cumplimiento acabado del deber exige constancia y rigor, una adecuada planificación del crecimiento de la Universidad y un estilo de gobierno basado en resultados concretos y medibles.

Cada integrante de la Universidad procura vivir fielmente el ideario institucional, prestando una colaboración leal y eficaz a todos, más allá de las naturales diferencias y problemas. En la Universidad se respira un ambiente de confianza, donde prima la unidad en torno a los principios y valores comunes.

La Universidad está al servicio de la sociedad. Sus profesores, alumnos y administrativos procuran servir a los demás a través de un trabajo bien hecho y de múltiples iniciativas sociales y asistenciales en beneficio de personas más vulnerables. La servicialidad supone una entrega generosa para trabajar en equipo, evitando cualquier afán de lucimiento personal frente a los resultados.

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